ANTIÁLBUM FAMILIAR


La situación de inestabilidad laboral que provocó la pandemia me hizo volver a mi ciudad natal y mudarme con mis padres durante un tiempo. Fue muy extraño para mí vivir con ellos siendo ya una mujer adulta. Muchos recuerdos de esa casa volvieron a mi mente. Comencé a pensar en la memoria, su representación y la realidad en sí. Esta reflexión me hizo revisar las imágenes familiares y los libros que había en casa. 

Echando un vistazo a la librería del salón encontré un pequeño libro titulado: Educación Familiar y sensatez, de marcado carácter cristiano. El autor es Antonio Vázquez y en la portada aparece una pareja joven muy sonriente abrazados en un día soleado. En seguida me dio repelús y empecé a meditar sobre el concepto de la familia. En un párrafo se lee: ¿Cuántos aparados de TV hay en casa? ¿Cuántas columnas de sonido y aparatos de radio? ¿Nos hemos parado a escuchar las letras de las canciones?. Entonces me acordé de cuánto se escandalizó mi madre al escucharnos a mis hermanos y a mí repetir un fragmento de la letra de La vereda de la puerta de atrás de Extremoduro: “que me entierren con la picha por fuera pa’ que se la coma un ratón”. También miré los álbumes familiares y la mayoría de posados se me antojaron superficiales, situaciones idílicas. Pero ¿dónde está lo ordinario, lo real? 

Hubo una imagen que sí contenía esa realidad disfuncional y certera que yo anhelaba. Se trata de la foto que abre este proyecto y que tomé el día de mi Primera Comunión estrenando la cámara de fotos que me acaban de regalar. Quizás sea por la novedad del artefacto que tenía en mis manos o una mirada fresca sin contaminar por lo que se suponía que debía ser una foto familiar o por la escena peculiar que contiene pero lo cierto es que esta imagen se convirtió en el motor del proyecto. Así que me propuse confeccionar lo contrario al archivo familiar: un Antiálbum que captara lo disfuncional de mi entorno familiar y lo abrazara. Extraigo el absurdo y lo subrayo. Un absurdo, que por cotidiano, apenas nos percatamos de su presencia.

© Virginia Villacislacreado en Bluekea